Arraigo territorial: La emigración de los y las jóvenes rurales, un desafío para Boyacá

El desarrollo de Boyacá depende de la oportunidad que tenga cada joven para aprender, y del espacio que se le dé para desarrollar a plenitud sus potenciales en sus propios territorios.

Cuando un joven se siente parte de la sociedad y se involucra, este joven se apega y genera proyectos de transformación.

No obstante, el desafío al que se enfrenta Boyacá es la emigración de los y las jóvenes rurales. Las nuevas generaciones rurales boyacenses presentan un alto grado de desarraigo por su territorio, un desinterés por participar social y políticamente en los procesos de toma de decisiones que les atañen, así como una ausencia progresiva de su identidad rural y sentido de pertenencia. Esto se plantea como un panorama  de frustración para los y las jóvenes, que ha contribuido a la pérdida de confianza en sí mismos, así como en la estructura socio política y en las oportunidades que puedan ofrecer los territorios, lo que  poco a poco los lleva a su invisibilización  y la creación de sociedades poco o nada cohesionadas, lo que finalmente los impulsa a emigrar.

¿Qué puede pasar?

La emigración rural puede considerarse una de las problemáticas que afecta de manera más directa a la juventud y al desarrollo de los territorios en Boyacá. Motivos estructurales, políticos, sociales, culturales, económicos, de educación y hasta familiares  impulsan la emigración con consecuencias irreversibles. Por un lado, muchos de los y las jóvenes migrantes son propensos a caer en las trampas de vulnerabilidad, exclusión y marginalidad de la urbanización; por otro lado, el costo de oportunidad en procesos productivos, fuga de cerebros, mano de obra escasa, pérdida de la preservación de la identidad, despoblamiento, envejecimiento, entre otros, es el costo territorial.

¿Y entonces? ¿Los jóvenes están condenados a emigrar y los territorios a desaparecer?

La respuesta contundente es NO. Los y las jóvenes están en capacidad de transformar su propia realidad, convirtirse en sujetos activos que eliminan los obstáculos impuestos por esas situaciones históricas y que impiden el logro de sus propias metas. Se debe resaltar la existencia de las herramientas y recursos a su alcance, rescatar lo local tradicional, empoderar y fomentar a que emprendan en su territorio.

Por su parte, el papel de los y las jóvenes es tomarse enserio la tarea de empoderarse, tener poder, y tomar el control de sí mismo y de la realidad de su entorno, participar en la toma de decisiones, actuar de manera comprometida, consciente y crítica para así lograr la transformación. Esto  implica desde la esfera política y social mirar hacia los territorios y aceptar el reto de la construcción de nuevos sujetos sociales agentes de cambio.

 ¿Cómo hacerlo?

Es nuestro compromiso como sociedad adulta saber que los y las jóvenes poseen perspectivas y opiniones que a menudo no son escuchadas y que son valiosas para el desarrollo local. Formular políticas, estrategias y acciones que los involucre, les otorgue poder, visibilización y les permita desarrollar capacidades en función de sus territorios  es nuestra apuesta y nuestro deber.

Es necesario implementar iniciativas en los territorios que rompa paradigmas  y cree sinergias entre los y las jóvenes, la academia, la comunidad y las instituciones tanto locales como internacionales para formar jóvenes con capacidad de crear acciones innovadoras.

Un joven trabajando por su territorio y que dinamice la economía local, empoderado, con sentido de pertenencia, participativo, y con la capacidad de desarrollar emprendimientos innovadores y sostenibles en su territorio, es un joven arraigado.

ARRAIGO es una iniciativa social y solidaria con una estrategia integral que involucra a los actores locales con instituciones y voluntarios tanto nacionales como internacionales para trabajar por los territorios con componentes de empoderamiento, sentido de pertenencia y emprendimiento, con el único fin de construir arraigo por el territorio boyacense y mitigar la emigración de los y las jóvenes rurales.

Por: Jehiner R. Bermúdez Martínez – Arraigo.