Tunja, ciudad educadora

Por: Fray Jorge Ferdinando Rodriguez Ruiz, rector U. Santo Tomás.

En nuestra historia de ciudad está la expresión frecuente de “Tunja, ciudad universitaria”.

Evidentemente es una frase llamativa que puede dar una idea de lo que fuimos o quisimos ser. Sin embargo, las ‘ciudades universitarias’ actuales nos presentan a los boyacenses un desafío, puesto que es más que tener estudiantes universitarios en una ciudad. Se trata fundamentalmente de construir un sistema o un eco-sistema que integra todo y a todos.

En este sentido es importante entonces preguntarnos ¿cómo hacemos de Tunja una ciudad realmente universitaria?  Algunos aspectos que plantean las ciudades universitarias contemporáneas nos pueden ayudar a comprender cómo iniciar un proceso más integral en perspectiva de futuro para nuestra querida Ciudad.  Una ciudad universitaria tiene personalidad propia (como la nuestra) y está integrada en el país donde se ubica. Su identidad es, por tanto, interdependiente con la del territorio del que forma parte.

Es también una ciudad que se relaciona con su entorno; otros núcleos urbanos de su territorio y ciudades de otros países. Su objetivo constante será aprender, intercambiar, compartir y, por lo tanto, enriquecer la vida de sus habitantes. Una ciudad educadora ha de ejercitar y desarrollar esta función paralelamente a las tradicionales (económica, social, política y de prestación de servicios), con la mira puesta en la formación, promoción y desarrollo de todos sus habitantes.

Atenderá prioritariamente a los niños y jóvenes, pero con voluntad decidida de incorporación de personas de todas las edades a la formación a lo largo de la vida. Las razones que justifican esta función son de orden social, económico y político; orientadas, sobre todo, a un proyecto cultural, formativo y comprometido con la convivencia.