Por: Germán García Barrera

Son muchos los retos que tiene la sociedad frente al cuidado de la naturaleza. Es una tarea de todos, no solo de las autoridades a las que les achacamos la responsabilidad de proteger, conservar y restaurar.

Hoy quiero proponer una reflexión frente a la efectividad de las acciones en materia de educación ambiental. Colombia ha liderado procesos que se han concretado en una Política Nacional de Educación Ambiental a la que cada gobierno le da el impulso que considere pertinente.

En las regiones, y particularmente en Boyacá, esa tarea es asumida por el Comité Departamental de Educación Ambiental (Cidea) del que hacen parte las CAR, la Gobernación, el sector académico y las ONG. Con frecuencia vemos en redes sociales que unos y otros reportan reuniones en municipios y en colegios. Es como una competencia de trinos en la que nos informan sobre su presencia en los territorios y las campañas periódicas que llevan a cabo.

La reflexión que quiero proponer tiene que ver con la efectividad de aquello que tanto se publicita en las redes. ¿Cómo medir la efectividad de los anuncios en educación ambiental? ¿Qué tanto han incidido en nuestro comportamiento como ciudadanos? ¿Somos hoy más educados? Las preguntas surgen de ver como seguimos impactando nuestro entorno con la generación de residuos, la contaminación de las fuentes de agua y la intervención de los bosques.

Debemos evaluar lo que se está haciendo para garantizar resultados efectivos y superar el simple activismo ambiental.