Los hacedores de guitarras, un instrumento musical de cuerda pulsada, compuesto de una caja de resonancia, un mástil sobre el que va adosado el diapasón y con un agujero acústico en el centro.
Un luthier, lutier, laudero, lutero o violero es una persona que construye, ajusta o repara instrumentos de cuerda frotada y pulsada y que adquiere popularidad en su comarca por la sonoridad y fidelidad de sus instrumentos.
En Colombia este oficio se viene haciendo desde hace varios años, elaborando instrumentos genuinos que son construidos como piezas únicas e irrepetibles y que llegan a alcanzar precios, por unidad, entre los 5 a 10 millones de pesos, valores que varían según el uso de maderas, que son las que determinan su precio.
Para el caso de Boyacá, tenemos que trasladarnos a comienzos del siglo pasado para recordar a Rafael Norato quien abrió la primera fábrica de guitarras en Chiquinquirá y luego de 100 años este oficio de la lutería, aún se mantiene con algunos de sus descendientes de esta familia como Milton, Jaime y Jorge Díaz Norato, miembros de esta descendencia cuyo nombre les dio fama a las guitarras de Chiquinquirá en todo el país.
En Duitama, la llamada ‘Perla del departamento de Boyacá’, las guitarras y los tiples de Jaime Castro son los más apetecidos y agrupaciones como Zabala y Barrera y Embajadores del Tundama las codician para incorporarlas en sus repertorios y hacer trinar los agudos sonidos de estos instrumentos para amalgamarlas con sus cálidas cadencias.
Pudiéramos referir varios nombres de reconocidos luthier en Colombia, como Alberto Paredes, Orlando Pimentel, Lucho Vergara, la Familia Bastidas y por supuesto uno de los más reconocidos y aplaudidos constructores de tiples, guitarras y bandolas es el maestro Pablo Hernán Rueda, quien está catalogado como el constructor de mayor acogida por los músicos profesionales, por cuanto sus instrumentos son de una altísima calidad en sonido y afinación perfecta.
Las guitarras y los tiples de este luthier son construidos con maderas macizas y una técnica artesanal de precisión que se ha ido depurando a lo largo de tres décadas para llevar a los más exigentes escenarios del país y el mundo, instrumentos con una exactitud técnica que se convierte en un músico más a la sombra de duetos, tríos o agrupaciones de formato vocal e instrumental.
Para entender un poco sobre la construcción de estos instrumentos, y en especial los elaborados por las manos del luthier Pablo Hernán Rueda, podemos referir metodologías como las que él utiliza des de 1990 en la perfección del mástil, el puentecillo, el clavijero y las maderas utilizadas para fabricar, en su taller, cientos de guitarras, tiples y bandolas que son interpretados por afamados artistas del país y el mundo, incluso hasta el punto que en el pasado festival del Rock al Parque en Bogotá, sus bandolas estuvieron siendo interpretadas por rockeros de brazos tatuados e indumentarias particulares pertenecientes a este género.
Este pequeño homenaje al luthier Pablo Hernán Rueda y a todos los luthiers de Boyacá y Colombia, se puede cerrar con una de las frases más populares del juglar Jorge Velosa: “Lo mucho que cuesta un rifle y lo ‘jeróz’ que truena; lo poco que cuesta un tiple y lo lindo que suena”.