Santofimio

Gustavo Álvarez Gardeazábal, escritor

No sé cuántos enemigos haya conseguido a lo largo de su vida Alberto Santofimio Botero pero por su capacidad y su temperamento, por sus equivocaciones pero, sobre todo, por haber nacido a la vida pública en el momento equivocado, el país vio surgir y desaparecer a una de las mejores opciones que se le hayan presentado.

Mago sin igual para el verbo hasta casi llegar a ser un médico albéitar para convencer a unos y otros, no pudo con la carga de la culpa que le abonaron para siempre los que en vez de justicia exigían venganza.

Con el paso de los años, desprestigiado en todos los sentidos, tuvo esperanza de que se revisara su condena atribuida a pruebas, dizque irrefutables porque habían sido de oídas, cuando apareció la comprobación de que el general Maza Márquez era el verdadero responsable de lo que se le acusaba.

Nadie le paró bolas al condenado y, por supuesto, no hubo reapertura de su caso por ningún juez.

Por estos días, cuando la evolución del país facilita que procesos como el de él sean revisados por la justicia especial y dilucidados de una vez por todas ante la historia, el Procurador Carrillo se ha opuesto a que la JEP admita su petición como si la muerte de Galán no hubiera sido el eslabón histórico entre la guerra financiada con secuestros y la hecatombe que se montó sobre las toneladas de coca que financiaron guerrillas y paracos.

Las argumentaciones del Procurador son pobres y melifluas para que no se admita a Santofimio.

La réplica del condenado líder tolimense ha sido tan contundente que los medios que ayudaron a construirle el cadalzo tuvieron que publicarla.

En aras de darle curso a la historia de este conflicto, el Procurador debería retirar sus afirmaciones contra Santofimio.

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