#EspecialdeAniversario : 7 Días en Cinco Lustros

Por: Marta Sofía Medina (Especial para Boyacá Siete Días)

Esta es una historia contada en el lapso de 25 años, traída a la vida contemporánea de un medio de comunicación con proyección dinámica y sostenible.

Equipo administrativo, de circulación, diseño, comercial y de redacción de Boyacá Siete Días durante una convención en Ibagué.

Y es una historia con los mismos actores en su nacimiento en dirección, redacción, diseño, comercial y circulación, que en corta o mediana permanencia sellamos con particularidad el documento escrito para la recordación.

Aquí emerge un nombre de excepción llamado al reconocimiento: Ricardo Rodríguez Puerto, intérprete del paso noticioso, apasionado del tema político y un docente ‘buena papa’, que en sus editoriales levanta a diario ampolla en unos y aplausos en otros.

“Silencioso, efectivo y estratégico”, como lo describe Ricardo Cipagauta Gómez, quien en nuestros inicios fue valioso apoyo al propósito. Ricardo Rodríguez y yo, pasamos buenas horas de convergencias y muchas de divergencias cifradas hoy en la madurez de mi abrazo de felicitación y en el recuerdo como jóvenes entusiastas, con deseos de compartir no sólo el ‘lunch’ de la mañana en la cafetería de EL TIEMPO, también de encontrar el equilibrio entre “sus realidades” informativas y las mías.

En nuestra preparación de Boyaca 7 Días permanecimos varios meses en la Escuela y la redacción de EL TIEMPO en Bogotá. Desfilábamos como párvulos entre las secciones del periódico. Nos acomodábamos a los abrazos de don Hernando y de don Enrique, quienes nos hacían sentir más boyacenses que la misma canción del maestro José Jacinto Monrroy.

Nos acomodábamos a las miradas de colegas experimentados con el status propio de la Casa Editorial. Pero también nos acomodábamos a las risas de “Pacho”, que nos tomaba por sorpresa en algún sitio de la inmensa redacción.

Nunca escuché sus pasos porque solía quitarse los zapatos, pero con alguna frecuencia se cruzaba en la capacitación para animarnos en la tarea de lograr la producción de un semanario, cuyo nombre ya había pasado por la pila bautismal con sus padres y padrinos: Boyacá 7 Días.

La línea editorial y de investigación periodística, estuvo en manos de Silverio Gómez, que nos aterrizaba cada minuto frente a la pantalla de unos computadores prestados inicialmente por los solidarios redactores de “Portafolio”, del que Silverio era su director.

Con el paso de los días, sin embargo, teníamos un lugar asignado. Un poco frío, quizás aclimatándonos al que sentiríamos en un futuro cerca no de trasnochadas y madrugadas en esa hermosa sede de la carrera décima de Tunja, antigua propiedad de la familia Borrás.

Encuentre el especial completo en el impreso de hoy.