El turismo comunitario

Germán García Barrera, Periodista

Entreojos

Es muy frecuente escuchar expresiones como ‘Boyacá, remanso de paz’, ‘Boyacá, orgullo de América’ u otras que hacen alusión al verdor de sus paisajes y a su condición de ser el departamento con la mayor área de páramos del país.

Es innegable el potencial de la región en esta materia. Cuatro parques nacionales naturales, 12 áreas protegidas regionales, un creciente número de áreas protegidas municipales, de reservas naturales de la sociedad civil y de senderos acondicionados para la presencia de visitantes hacen parte de la oferta que tiene Boyacá para acoger a los paseantes.

Allí hay un valioso capital para consolidar a esta región como un destino turístico y una inmejorable oportunidad para las comunidades que conviven con bosques, lagunas y páramos.

En varias provincias hay asociaciones de campesinos que, bajo la figura del turismo comunitario, se han organizado para prestar servicios de guianza, hospedaje, alimentación y transporte a los visitantes.

Luego de que en 2017 el municipio de Gachantivá fuera sede del Primer Encuentro Latinoamericano de Turismo Comunitario, cada vez más destinos rurales han ingresado a la lista de preferencias de los viajeros.

Sin embargo, y a pesar de sus bondades, es muy importante trabajar en la planeación de los servicios de tal manera que se privilegie la protección y la conservación de las áreas naturales. El turismo comunitario debe ser sinónimo de turismo responsable.

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