Boyacá Chicó: Siete razones de un descenso

Boyacá Chicó se convirtió en el séptimo equipo en la historia del fútbol profesional colombiano que sólo duró un año en el torneo de la A, luego de haber ganado el derecho de ascender a la máxima categoría del rentado nacional.

Las lágrimas y la tristeza del mexicano Felipe Ponce, luego de que Boyacá Chicó es el segundo equipo que desciende en Liga 2018. Foto: José Miguel Palencia Montaña.

El empate 1-1 ante Deportivo Pasto condenó al descenso al equipo ajedrezado a dos fechas de que culmine el Torneo Finalización.

Vamos a considerar siete, las razones del por qué se dio esta circunstancia en la huestes del cuadro boyacense.

  1. No contrató buenos jugadores. La conformación de la nómina para el presente año dejó mucho que desear. Los jugadores que fueron contratados no tuvieron esa condición de ‘refuerzos’, pues la totalidad de estos fueron jugadores con poca experiencia –que hasta ahora despuntan en el balompié profesional-, y otros con alguna experiencia pero que fueron despedidos de otros y equipos o que ya cumplieron su ciclo como jugadores profesionales.
  1. Nómina corta. La cantidad y mucho menos la calidad de los integrantes, se hizo evidente a lo largo del exigente campeonato. Si bien no tuvo otras competencias, más allá de jugar en la Liga y en la fase de clasificación de la Copa Colombia, las lesiones y las expulsiones no fueron reemplazados por jugadores que suplieran las ausencias de los titulares. Aspecto que influyó para que en muchos compromisos no se tuviera una formación titular plenamente establecida.
  1. Falta de patrocinio. Los directivos del equipo a cuadros siempre adujeron que la falta de patrocinio ha sido uno de los principales inconvenientes para que el equipo disponga de recursos económicos, que le permitan traer jugadores de gran valía, con algún recorrido importante en el ámbito del fútbol profesional. Si bien el trabajo de marqueting, en procura de conseguir ese gran patrocinio o esos patrocinadores pequeños, se hizo, lo cierto es que las empresas finalmente le dijeron no a esa posibilidad de apoyar al equipo.
  1. Ausencia de un entrenador con jerarquía y experiencia. En la zona de traslado nunca estuvo un orientador técnico con todo el talante y el bagaje que se requiere para afrontar esta clase de retos. Aunque John Jaime Gómez fue el gran responsable de haber obtenido el pasaporte del ascenso en 2017, también es cierto que no tuvo el carácter y la personalidad para dejar el cargo luego de los pésimos resultados que obtuvo en el primer semestre del año.

Sin embargo, juega a favor del técnico antioqueño que el máximo accionista del equipo      Eduardo pimente Murcia, siempre lo respaldo y le permitió llegar hasta el final como el timonel de la escuadra.

  1. Resultados pésimos en los dos torneos de este año. Las anteriores causas desencadenaron, finalmente, con la pésima actuación del conjunto en los dos campeonatos, especialmente en el Torneo Apertura, que luego de 19 partidos disputados solo consiguió 16 puntos y que lo dejó en el puesto 18 de la tabla de posiciones.

Este lastre de la primera parte de la Liga casi que de antemano lo condenó por anticipado al descenso, pese a los altibajos, con momentos buenos y malos, con los que hasta ahora logró 19 puntos, producto de 5 victorias, 4 empates y 8 derrotas.

  1. Directivos que meten las manos en el manejo deportivo. Para nadie es un secreto que una hoja en el elenco boyacense no se mueve sin la autorización de Eduardo Pimentel. Esa tremenda injerencia que tiene sobre el manejo del equipo en la parte administrativa, también se ha traslado al campo.

Es un secreto a voces que Pimentel, cada vez que tiene la oportunidad de estar en los entrenamientos siempre sugiere, recomienda que se hagan las cosas de determinada manera y se dice que ha llegado, en muchas oportunidades, a fungir como director técnico lo que le da el derecho a quitar y poner jugadores en la formación titular.

  1. Graves equivocaciones en la toma de decisiones. La libertad y toda la autonomía que el máximo accionista le dio al cuerpo técnico para conseguir los jugadores que finalmente llegaron a comienzo de este año para conformar el equipo.

Se le dio toda la confianza a la llegada de esos nuevos futbolistas, que al final no marcaron diferencia, y se dejó como base a la mayoría de los integrantes que lograron el título del ascenso.

En esa toma de decisiones no apareció la decisión seria y coherente que pudieran cortar de un tajo la relación con el estratega y sus asistentes, a los cuales se les dio demasiadas largas y no fue evidente que se le exigiera el logro de sus objetivos propuestos al comienzo del año, como era el de conservar la categoría.