Los museos de la muy noble y leal ciudad: Tunja

Tunja muestra sus tesoros en una jornada única, conocida como ‘La Noche de los Museos’
desde hace ocho años, tras la iniciativa de la comunicadora Ana María Molano Bautista.

Hasta la medianoche se extendió la jornada el pasado viernes con una programación que giró en torno a la historia, cultura y tradición.

La recopilación y conservación de objetos de gran valía por su antigüedad, son considerados como bienes culturales y han sido piedra angular para el surgimiento de un movimiento de carácter educativo, científico y contemplativo conocido como la museología.

Su origen lo determina el coleccionismo y las metodologías que existen para la protección y conservación de elementos que son expuestos a la mirada de los seres humanos y que hacen parte de esa memoria colectiva donde el pasado es el eje articulador de las dinámicas sociales.

Tunja es esa mágica ciudad en cuyo regazo se refugian las casonas solariegas, con muros espesos construidos con calicanto, donde se albergan piezas valiosas que fueron el símbolo del poder y la ostentación de hacendadas familias de la oligarquía española.

La Casa Juan de Castellanos, el Claustro de San Agustín, Santa Clara la Real, el Claustro del Colegio de Boyacá, la Casa Cultural Gustavo Rojas Pinilla, el Museo de Historia de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia, la Casa Tomasina, la Casa de Gerónimo Holguín, la Casa del Fundador, la Casa de la Calle del Árbol, la Casa del Capitán Martínez y la Casa Museo Juan de Vargas, entre muchos otros inmuebles, han hecho de la capital boyacense una verdadera reliquia, con una fascinante historia expuesta de manera permanente al público que llega de todos los rincones del mundo para contemplar su encantadora imponencia.

En cada uno de los lugares históricos a los que se pudo ingresar en la Noche de Los Museos se contó con guías que recordaron la historia.

La administración del alcalde Pablo Emilio Cepeda Novoa dio continuidad a ‘La Noche de los Museos’ una iniciativa que surgió en Tunja hace ocho años con la propuesta de Ana María Molano Bautista, una comunicadora social enamorada de aquellas pequeñas cosas que como dice Silvio en su canción: “nos dejó un tiempo de rosas, en un rincón, en un papel o en un cajón”.

Esa idea se ha mantenido y ahora con el diseño de programaciones novedosas y didácticas, los rincones icónicos de la noble e hidalga se visten de pasado recreados con personajes de la mitología que aparecen de repente como duendes del ayer para encontrarse con los habitantes nocturnos agazapados en el misterioso crepúsculo.

El alcalde recibió en varios lugares la felicitación de quienes disfrutaron del evento, por la organización de la jornada nocturna.

‘La Noche de los Museos’ ha logrado reconciliar a los ciudadanos con sus raizales ancestrales, creando en los jóvenes un sentido de apropiación y amor por la ‘patria de los Zaques’ donde se revive el orgullo por ser dueños y poseedores de una atesorada riqueza, reflejada en las pinturas tatuadas a los techos artesonados, en los utensilios conservados del pasado, en los frescos escondidos tras la cal, en los muros gruesos donde parecen morar las sombras y el llanto, y en esos recuerdos momificados revelados de manera enigmática por fantasmas que, sigilosos, caminan por corredores de prolongadas barandas talladas por las épocas.

Las manifestaciones artísticas como la música, danza, literatura, cuenteria, poesía y las artes plásticas se confabulan con esta jornada y sirven de vehículo para expresar y exponer las quimeras resguardadas en viejos libros de lomos anchos donde se escribieron las vivencias de añejos tiempos que deambulan por las esquinas de la hechicera ‘Arca de leyendas’. ‘La Noche de los Museos’ es entonces una acertada apuesta para reconocernos y escudriñar un poco en ese ayer, que en la ilustre Villa parece ser el hoy y el siempre de reveladoras lejanías, que traen a la memoria un glorioso pretérito con el eco enigmático de los extraños espectros de las penumbras.

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