El último adiós de tres grandes: José Alberto García Gallo, José Quijano Esteras, José Pastor López

“A mis amigos les adeudo la ternura”, dijo el maestro Alberto Cortez en una de sus obras más emblemáticas y en otras alcanzó a presagiar su partida en versos como: “cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. Se trata del aclamado poeta conocido como “El Gran Cantautor de las cosas simples”.

Fatídica época para la música porque el mundo despidió a tres ‘pesos pesados’ de la composición y la interpretación que marcaron una era de oro para la historia de la cultura.

Nació en 1940 en la provincia de La Pampa (Argentina) y desde la alborada de su adolescencia se convirtió en fino arquitecto de versos y reflexiones, logrando perpetuarse en el corazón de la gente y en el sitial más privilegiado de los grandes artistas del mundo.

En estos días de luto, el mundo despidió también al llamado ‘Rey de la Pachanga’ Joe Quijano, quien puso a bailar a varias generaciones con obras clásicas como ‘La pachanga se baila así’, ‘Amor’, ‘Es ilusión’, ‘Vuelvo a vivir, vuelvo a cantar’, entre las más preferidas por sus seguidores casi que en el mundo entero. Este artista boricua, oriundo de Puerta de Tierra San Juan, se formó en la Sound of Jazz School y en la Colombia University y fue uno de los pioneros en fusionar las tímbricas de la Sonora Matancera con la Charanga.

Y ayer a las 3:00 de la tarde en Cúcuta se cumplieron las honras fúnebres de Pastor López, cantante venezolano nacido en Barquisimeto, quien fuera el precursor del romanticismo en la música tropical y en especial en la cumbia a la que le imprimió un sello sin igual con una cadencia sutil que puso a cantar al oído a las conquistas, mientras se movían tenuemente por la pista.

Este ‘Rey de las fiestas fin de año’ deja un legado enorme a las siguientes generaciones con esa música de miles y miles de seguidores que le idolatraron y le continuaran recordando, porque estamos seguros que ‘El Ausente’, ‘Golpe con golpe’, ‘Traicionera’ y ‘Lloró mi corazón’ entre otras, en su voz y con su estilo nunca pasaran de moda.

Mientras parten los precursores de la buena música y los delicados versos, el mundo se sostiene en una ola convulsionada de géneros y estilos que distraen cada vez más la atención de aquellas musas y diezman el romanticismo, entendido no como la nostalgia o lo triste, sino como esa forma estética de decir las cosas en una composición de frases y palabras que logran traducir el verdadero sentimiento del corazón.

Hasta pronto a estos tres juglares de la delicada pluma y que su llegada a la vida eterna sea tan o más fructífera que este pequeño rato que nos regalaron en la tierra. Un trío que aunque de diferentes épocas y ritmos se inmortaliza entre los más grandes artistas del mundo y que ahora más que nunca convertirán sus creaciones en verdaderos clásicos.